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AVENTURAS CON ANIMALES

PRIMERA PARTE

Capítulo XI: Dieron con una pradera donde se dispusieron a comer, dejando a Rocinante a su aire. El caballo encontró a unas yeguas a las que se acercó. Los dueños de estas, al percatarse, dieron unos palazos al rocín. Don Quijote, que lo vio, se dispuso junto con Sancho a tomar venganza. Ambos, con espada en mano, se pegaron contra los hombres que a golpe de estaca los dejaron tendidos en el suelo. Caballero y escudero, tras la paliza, reanudaron su marcha hacia una venta que Don Quijote confundió con castillo.

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Capítulo XIV: Esta aventura comienza, cuando Don Quijote y Sancho ven dos polvaredas acercándose hacia ellos. Don Quijote, alegrándose, pensó sin ninguna duda que eran dos ejércitos que iban a combatir en duelo, pero para desgracia se trataba de grandes manadas de ovejas y carneros. Don Quijote, con su mentalidad de libros de caballería, se imagina la batalla entre Alifanfarón y Pentapolín, así que se subieron a una loma para contemplar la gran batalla. Don Quijote empieza a describir los grandes caballeros Laurcalco, Micocolembo, Brandabarbarán, y al otro lado se encontraban los que siempre vencen: Timonel, Pierrres, y Espartafilardo; y así siguió nombrando caballeros de los diferentes ejércitos cada uno con sus armas. Sancho al no ver nada de esto dice a Don Quijote que todo esto podría ser provocado por encantamientos y fantasmas, pero Don Quijote empeñado en la batalla le dice si no oye el ruido de la batallas. Sancho le responde que no, que solo escucha ovejas y carneros. Don Quijote, indignado, se monta encima de Rocinante y baja de la loma como un rayo, adentrándose en el ejercito de Pentapolín y cargando contra Alifanfarón. Los pastores, viendo esto, le decían que parase, pero Don Quijote no les escuchaba así que estos le empezaron a tirar piedras hasta que lo dejaron moribundo en el suelo. Sin saber si lo habían matado, cogieron a su manada y las reses muertas y se fueron sin decir nada. Sancho, viéndole en el suelo, acude en su ayuda  diciéndole que eran manadas de carneros, pero Don Quijote, necio, dice que el maligno Mago Frestón que le persigue había convertido los ejércitos en manadas de ovejas.

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SEGUNDA PARTE

Capítulo XVI: Don Quijote ve a lo lejos un señor con un carro con banderas y decide acercarse para preguntar qué llevaba dentro. El leonero le dice que lleva dos grandes leones y Don Quijote con orgullo dice que esos leoncitos para él no eran nada. Sancho intenta que Don Quijote no haga nada pero con la insistencia de este mismo el leonero decide ponerse a salvo para soltar a los leones. Sancho, llorando e intentando que este no lo hiciera, le dice que no es un encantamiento y que esta vez era de verdad. El leonero suelta a los leones pero estos se dan la vuelta y se meten a la jaula. Don Quijote cree que estos le temían, se da por victorioso y procede a autonombrarse "el Caballero de los Leones".

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